Un imprescindible: Florecer trabajando la madre en Terapia
Si queremos sanar necesitamos conectar con la historia única y singular de nuestra infancia. Es por esto que trabajar la relación o la no relación con la madre es un trabajo profundo y necesario en cualquier terapia.
Para algun@s es más consciente y conocido el haber pasado por traumas y necesidades no cubiertas en los comienzos de la propia vida, sobre todo si no ha habido una "madre suficientemente buena"*. Para otr@s que tienen la imagen de una infancia feliz y protegida puede ser que hayan tenido una madre sobreprotectora, inmadura...., que aunque siempre presente no haya podido cubrir algunas de nuestras necesidades primarias.
Ser capaces de ver la verdad es un camino doloroso, requiere hacer el duelo ante el descubrimiento de la no disponibilidad y/o no respeto de la madre. No podemos cambiar nuestro pasado, ni anular los daños que nos hicieron en la infancia. Si podemos nosotr@s mism@s cambiar, reparar y recuperar nuestra identidad perdida.
Para eso contamos con el saber almacenado en nuestro cuerpo sobre lo ocurrido en el pasado.
Puede ser un dolor físico como un lumbago, o un dolor emocional, un enfado permanente, el que nunca me enfade, una depresión, una baja autoestima, un trastorno de alimentación, el no poder parar, "me duele todo el cuerpo"..." yo estoy siempre bien , a mi no me pasa nada", "estoy harta de cuidar de mi misma".
Quizás alguna de estas situaciones u otra nos lleven a pedir ayuda y desde esa puerta poder profundizar en nuestra historia y en lo que nos influye hasta el día de hoy la relación con nuestra madre.
El deseo de vivir y construir nuestra propia vida, soltar lastres puede ser el comienzo de nuestra primavera interior.
*D. W. Winnicott
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