Una sesión individual de Diafreo

Cuando iniciamos un proceso en Diafreo partimos de una entrevista personal y una lectura corporal. Después de escuchar cual es la demanda de la persona, propondremos una lectura en la que observamos las asimetrías del cuerpo respecto a su eje, qué movimientos han ha quedado fijados, así como los bloqueos en la circulación energética. A partir de ahí propondremos una línea de trabajo.

La propuesta pasará por liberar los bloqueos, flexibilizando la musculatura contraída, utilizando estiramientos que se basan en el Método Mèziéres, siempre con la respiración presente, masajes profundos y estiramiento de fascias. Siempre con la observación de las compensaciones que puedan aparecer en otros puntos del cuerpo.

Se propondrá implicación en el trabajo y se solicitará constantemente la cooperación activa de la persona proponiéndole también un trabajo interior.

Se tendrá siempre presente la liberación de la respiración. Para ello, se ayudará a desanudar los frenos que impiden la respiración espontánea, flexibilizando los músculos que la condicionan y la fijan. Siempre teniendo en cuenta los diferentes planos que la determinan: fisiológico, energético y emocional.

Pondremos acento en la conciencia corporal, en la capacidad de poder habitar o rehabitar todas las partes de su cuerpo.

En cuanto al trabajo energético, Observaremos el grado de retención de la energía, incidiendo en liberar su contención y ampliar su libre fluir desde los segmentos mas altos (cabeza, cuello, brazos ) hasta los inferiores (pelvis, pies).
También se propondrá un trabajo activo para transitar con la conciencia las vías que los estiramientos y masajes hayan abierto, proponiendo la observación de imágenes, sentimientos o informaciones que puedan surgir en este momento.
Este trabajo implica también al sistema nervioso pues cada nueva percepción o recuperación de un movimiento perdido, lo implica, al potenciar el establecimiento de nuevas sinapsis. Éstas desaparecen si no se usan y se refuerzan con el uso, por lo que daremos importancia a la repetición, y a ampliar los trabajos.

Si aparecen emociones estaremos a la escucha y facilitaremos su expresión (nunca de manera catártica) e integración (para facilitar el poder aceptar las propias emociones), dejando un espacio para que puedan ser elaboradas.

La expresión emocional del cuerpo se propone mediante movimientos, en un preciso encuadre, que permitan la canalización de dentro a fuera de las energías y emociones retenidas que se habrán liberado.
Si aparecen memorias, y para que las personas no se queden atrapadas en ellas, traeremos la situación siempre al AQUÍ Y AHORA, para poder expresar lo que no pudo ser expresado y dar una canalización al círculo de estrés interno causado por la situación pasada. Con ello buscamos recuperar la ASERTIVIDAD Y la CONEXIÓN CON LA FUERZA.
La expresión es un derecho inalienable, y su represión es causa de problemas físicos y psíquicos.

En el trabajo sobre la actitud corporal, se invitará a la persona a comprender cuál es el mensaje que transmite con su actitud corporal y a explorar sus significados; también cuales son los sentimientos que aparecen al cambiarla.

Todos estos planos de trabajo: físico, energético, emocional nos llevarán a la conexión con el espacio interno, Este espacio que tiene una trascendencia fundamental porque es en él donde se sitúa la percepción y la conexión con la parte más auténtica de nuestro ser, con esta zona de luz, paz y sabiduría, que las circunstancias de nuestra vida han dejado mas o menos cubierta, mas o menos escondida donde se encuentra el punto neutro de la física cuántica. Es allí donde se encuentra el núcleo de donde surge toda transformación.

Malén Cirerol

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